Mi existencia reflejada en los espejos cóncavos del Callejón del Gato

martes, 30 de noviembre de 2010

El pasado de mi futuro pofesional

Agradecido por el interés y acuciado por Mr. Neck, en lugar de escribir un comentario al pie, que sería el noveno, mejor una nueva entrada.
El otro día decía en un programa de televisión el maestro Rivera que al torero sólo lo puede comprender otro torero. Es difícil transmitir los sentimientos que me generan mi nueva pasión, pero voy a intentarlo.
Durante todo el verano me habéis visto poco. Unos días en La Antilla, luego en Chipiona, donde no me crucé con nadie… (sospechoso, ¿no?) Luego otros pocos días en La Antilla, donde casi no fui visto y luego desaparecer.
En realidad, durante todo ese tiempo se ha esto fraguando mi alternativa. Me he tenido que poner en forma. Aparte de mis trabajos con Billy, he estado musculando en un gimnasio, he tenido que salir a correr cinco días a la semana, unos veinte kilómetros diarios. Todo para coger la forma. Los que me hayáis visto recientemente lo tenéis que haber notado: he perdido 13 kilos de grasa. Lo que pasa que casi no se me nota porque he ganado mucha masa muscular. Además, he tenido que dejar de beber alcohol (otra cosa que, supongo, también habréis notado) y someterme a un severo régimen alimenticio.
Todo para poder tomar la alternativa, y después participar en esta novillada famosa con los 6 novillos de las Azores. Y apartarme de la educación.
Llegado el día, el grupo completo de novillos los componían, además de los citados por Mr. Neck (Bush, Blair, Aznar), tres observadores internacionales de los que vieron armas de destrucción masiva, y tres fulanas de pelo rubio y tetas prominentes, que sirvieran como cabestros, si fuera necesario, para atraer a alguno que fuera demasiado manso y no diera la talla. Cosa poco probable, por otra parte, dado el carácter aguerrido de los novillos.
Decidimos Esau, el maestro Silveti y yo mismo, dejar para los segundos a los primeros novillos del cartel, de suerte que lidiáramos cada uno a uno, después de haber lidiado a un observador internacional, cortos de vista mayormente. Facilones de llevar a tu terreno.
A Esau Férnadez, un maestro dominicano, de sonrisa blanquísma y muy amplia, y figura extremadamente delgada, que recuerda lejanamente una escultura de Gargallo, le correspondió Aznar. Era el que más inquietud causaba, por su carácter hosco, y su mirada amenazadora. Sin embargo entró al trapo fácilmente. A toda llamada o provocación.
Bush, de todos es conocido, tiene muy buen trato en las distancias cortas, algo que pudo agradecer y aprovechar el maestro Silveti, un argentino untuoso y supuesto, que culminó muy brillantemente la mejor faena de la tarde, obteniendo las dos pelotas y el rabo.
Mi segundo, el que cerraba la tarde, no por excusarme, era el menos previsible de todos. Más inteligente que Bush, más sonriente y a la vez taimado que Aznar, Blair era peligroso. En mi segunda media verónica, se quedó corto en el recorte y me empitonó gravemente. Me saltó los puntos. De hecho, lo que he comentado en el blog del pie derecho dormido no fue por la colocación de las losetas en la terraza. De hecho, no es el pie precisamente lo que me ha dejado el andar “gracioso”.
Trato de recuperarme disimuladamente, mientras espero a la Feria de Abril, en la Maestranza.
Tengo además que recobrar la forma. Mañana toca sesión de abdominales. Pero por si acaso no llega la fortuna, mientras escribo estas líneas escucho “Lonely Road” de McCartney, buscando una canción que sirva de análisis en el examen que mañana tengo con segundo de la E.S.O.; otro tipo de novillo mucho más duro de lidiar, y a veces más peligroso.
Maldita sea.
No se si será cierto lo que decía el maestro Rivera el otro día en televisión, aunque espero que esto si lo hayáis comprendido. Pero si me veis y notáis mi cojera, por favor, ni se os ocurra preguntar. Sólo un torero comprende a otro torero.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Viernes 26

6:14.- Los ladridos de Ringo al pie de la cama me despiertan. Eso debe significar que Eva acaba de ponerle la primera de los cuatro tipos distintos de gotas que debe recibir en una hora. El lunes se opera de cataratas, pero él no lo sabe.
6:20.- Aun en la cama. Ringo rezonga al lado de la mesilla. Suena la ducha de Eva.
6:37.- Aun en la cama. La ducha de Eva no suena. Ringo no está por aquí. Eva le ha puesto al segunda gota, supongo.
6:39.- Me pongo la camiseta, los deportes y me voy concienciando para subir. Solo conciencia: ni me muevo, ni me lavo la cara, ni gaitas. El sueño me paraliza.
6:58.- Eva ha puesto una lavadora de ropa de niños. Abro las puertas que no se empañen los cristales debido a la potencia desplazada por mi ejercicio y a los humores de la lavadora. Hace frío. Desde el ordenador portátil, Billy me conmina a ponerme a estirar. Ya sé que no está ahí en realidad, pero me acojona. Así que me pongo.
7:50.- Durante los estiramientos finales escucho a Ángel llorar. A pesr de la lavadora y de las voces de Billy. Pongo un poco de atención: Eva dice algo, pero se tiene que ir. Oigo cómo la puerta se cierra. A estas altura ya habrá paseado a los perros y puesto las gotas restantes a Ringo. Pobre (Me refiero a Ringo) También habrá desayunado (Eva).
7:53.- Termino la tabla de ejercicios. Resultado: satisfactorio. Ha comenzado ya a clarear. Hace menos frío y no llueve.
7:55.- Encuentro a Ángel todavía compungido. La razón: se quiere poner la camiseta de Batman también. Me pregunto que quiere decir “también”. Miro la ropa preparada por Eva en el mostrador y veo que Carlos tiene prevista la camiseta de Batman amarilla. Ángel no, o no la veo. Pero creo que rebuscando en el cajón ha sacado la suya. Me la ofrece. Le pongo primero la camiseta de manga larga con capucha que Eva tenía prevista, y le coloco encima la camiseta de Batman gris. No sé si era lo que Eva tenía previsto, pero Ángel sonríe satisfecho. Ahora que caigo, espero que la haya sacado de algún cajón, y no de la cesta de la ropa sucia. Bueno, da igual.
8:02.- Carlos está terminando de vestirse.
8:07.- Con los zapatos puestos, bajamos a ver si es posible preparar el desayuno.
8:14.- Con el desayuno por delante, con el Disney Channel puesto, subo a ducharme. Si no pongo la tele, me deshacen la casa. Se hace tarde.
8:42.- Bajo, ya vestido y duchado. Ángel todavía no se ha tomado el zumo, pero si la tostada. “Ángel, termina el zumo”
8:47.- Con más urgencias de las necesarias, todos tenemos chaquetón puesto. Mochilas, la merienda preparada. Salimos al cole. Hace más frío que esta mañana y no llueve. Resultado: satisfactorio, pero menos.
9:01.- Llegamos al cole. En la carrera con las prisas Ángel tropieza en las aceras del colegio, no pone las manos (como de costumbre), y amortigua la caída con la frente. Resultado: chichón frontal tamaño basílica. Color: azulado oscuro.
9:17.- Todavía en las puertas del cole, dos madres me lían para comprar lotería de Navidad. Y hay visita el domingo al Museo. Me apunto. Nos apuntamos.
9:28.- Vuelta a casa. Maricarmen ya está aquí.
9:30.- Recojo la ropa de deportes desparramada por el suelo.
9:32.- Hago la cama. Eva no la ha podido hacer esta mañana.
10:15.- Una vez completado el examen que hoy voy a poner a 2º A, me dedico a preparar la cebola para el bacalao dorado que Eva preparará luego.
10:17.- Recuerdo que tengo hoy 1º A a última hora. Tengo que idear algo de autoprotección. Ni el mas bragado de los toros es tan peligroso.
10:32.- He terminado la ficha para 1º A. “Cómo dibujar en piano”. Vuelvo a la cebolla. Resultado: satisfactorio.
11:30.- Salgo para el instituto. Suerte Maestro.
Esa tarde me enteré de que en realidad lo que le sucedía a Ángel es que quería ponerse la camiseta en le momento mismo en que Eva se marchaba. Pero la camiseta era limpia y Eva se la había dejado.
Que forma de enredar.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Mi futuro pofesional

Sé que últimamente me habéis oído decir que estoy cansado de la educación, que si me planteo otras cosas...
Os he comentado la idea de estudiar adiestramiento canino, aunque mi veterinaria me lo desconseja y me orienta a otras posibilidades...
El saxo, la escritura.
Pero os quieiro decir que en realidad ya me he dacantado.
He descubirto mi verdadera vocación. Se que os va a sorprender un poc a los que me conoceís, pero la vida tienes estos caminos:


Tomé la alternativa en septiembre y ahora me preparo para la temporada de abono de la maestranza.
Valor y al toro. 

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Los peores errores de mi vida

Empecé esta entrada pensando en contar una cosa distinta, pero, no.
Es cierto que, y alguna vez lo habré mencionado por aquí, haber estudiado Derecho fue uno de los grandes errores de mi vida. No por cursar estudios universitarios. En la Universidad conoces gente, mundo, te mueves, aprendes cosas de interés. Pero la parte educativa, al estudiar algo que no me interesaba demasiado, la viví como una carga, como una continuación del BUP y el COU, una aburrida obligación, que tendría muchas salidas en el futuro(¿?), pero que me hizo pasar varios malos ratos en su presente y bajó poderosamente mi autoestima.
No, no voy a extenderme demasiado en el lastre que supuso y en la predeterminación trágica de la vida (Aunque es probable que sea pasto de otra entrada, porque la idea me quema de vez en cuando los dedos)
De lo que al final terminaré escribiendo es sobre esos otros momentos no tan amargos ni trascendentes, pero definitivamente erróneos en la vida. Y todo a raíz de la comida del domingo pasado.
A ver. El primer curso que estuve en el Bellavista fue bastante gris. De hecho aun hoy, y es el tercero, sigue siéndolo: las nuevos casi no se saben mi nombre (yo tampoco se me el suyo, la verdad), casi no veo a profesores: yo entro, subo al aula de música, y no vuelvo a salir hasta el final del día, sin casi pasar por la sala de profesores.
En ese primer curso, como la relación en el centro no era brillante y mi ánimo no estaba muy allá, no tuve cuerpo, ni ganas de asistir a las comidas de Navidad, Feria y demás. Para la comida de final de curso me decidí, era almuerzo y no cena, y no coincidía de este modo con la de Eva.
Estaba extrañamente animado. Trataba de hablar con todo el mundo. Hacía tanto que no salía que no me dí cuenta de que bebía muy rápido. Me lancé a la cerveza de aperitivo como un león, durante la comida mezclé tinto y blanco indiscriminadamente. De pronto necesité tomar el aire. Comencé a sentirme mal. Muy mareado tuve que salir del restaurante, dar una vuelta por los alrededores.
No sé si es que fueron muy discretos o más bien que nadie me echó en falta (estuve sentado en una esquina de una mesa de treinta y tantos comensales), pero lo cierto es que nadie me comentó nada al día siguiente, ni hasta la fecha. Pero si alguien se percató, debí de dar una imagen espantosa: la primera vez que salgo y me marcho tambaleándome, sin despedirme, y antes del postre. Tan mal que tuve que dejar la moto aparcada y volverme en taxi.
Desde entonces ha habido otras comidas y he podido lavar mi imagen. He “sabido beber”. Me he mantenido achispado sin pasarse y luego he ido dejando de beber poco a poco para poder volver a casa pilotando mi propio vehículo.
Solo espero que el otro día en casa no cometiera otro de esos grandes errores de mi vida, y no metiera la pata. Porque hablando de esos errores, me encontré tan animado después de cierto tiempo sin reuniones parecidas, que me lance sobre el ron (por no hablar de la cerveza y el vino de antes) y logré una cierta borrachera. Y no sé si estuve demasiado lenguaraz y cometí alguna impertinencia. O aburrí. Detestaría haberlo hecho, porque yo disfruté mucho de la compañía.
En fin, si fui muy aburrido o impertinente, o algo, sólo se me ocurre que nada mejor para solventarlo que otra reunión parecida, con los mismos invitados y algún otro, pero, en sábado, para que la cena para que podamos cenar y seguir.
Y para entonces igual si que he escrito sobre los peores errores de mi vida. Derecho.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Octubre

La obra de la terraza también ha conllevado movimientos de muebles en el interior. Eso ha generado otros arreglos como poner ruedas nuevas a mesillas o mesas, pintar algún desperfecto acaecido después de quitar o mover esos muebles, recolocar algún mueble antiguo, fijar los cubos de basura nuevos (sí, otros. los antiguos ya los ha popularizado Eva en facebook. Tenemos una colección y están en venta sin demasiada fortuna), aguantar las correcciones del aluminio…
En este punto me gustaría detenerme, porque esta vez he sido capaz de mantener sin abonar la totalidad de una obra en mi casa hasta que no ha quedado completamente terminada correctamente. Hasta en tres ocasiones han tenido que venir los que montaron el cierre de aluminio para corregir desperfectos en el montaje. Y hasta entonces no le pagué la parte que quedó pendiente y que me exigían después de cada visita.
Me he sentido casi como una persona mayor, responsable, seria y sin acritud. Suerte que este sentimiento me llega sólo en ráfagas y en general sigo siendo igual de descerebrado que casi siempre. De hecho, aun habiendo retrasado el pago en tres ocasiones, tras tres revisiones distintas, el último ajuste lo tuve que hacer yo mismo. Ignoro cual es la razón última, pero en tres ocasiones que he recurrido a tres instaladores de aluminio distintos, a lo largo de once años, han sido con mucho los más chapuceros y flojos de todos los trabajadores de todos los ámbitos que han entrado en mi casa (a trabajar, se entiende. No vamos aquí a incluir a amigos y conocidos, que…)
En fin, el día 11 de Octubre, el no-puente del Pilar, dimos por terminada las actuaciones en la terraza, con la última adquisición en Ikea. (Miento, terminamos en Noviembre, pero eso será otra historia)
Ese día el horario de trabajo me permitía ir a Ikea tempranito, en torno a las once y media. Suerte que pude ir a esa hora, porque ya tuve que aparcar fuera. Es sorprendente cómo cambian los hábitos del personal. En lugar de ir al campo o a un parque, los días de fiesta la gente (seguro que ¿alguno? de los que me lea) va con la familia a Ikea a pasear. Charla, se para y bloquea el pasillo, cambia impresiones, mirotea el panorama, se fija en los detalles de las cocinas y en tal o cual cajonera, para terminar comprando una funda de Cd de 1,99 euros. Es complicadísimo esos días acceder a las cajas en un tiempo razonable.
En fin, que salvo lo que contaré en Noviembre, en octubre quedó terminada la nueva terraza. Lo inmediato ha sido el regocijo de mis hijos al llegar del colegio, que se iban disparados a la “terraza que ya está terminada”.

Pero he tardado tanto en contarlo y en escribir porque este verano movido y la vuelta a las clases me han dejado en un extraño estado de abandono y pasividad del que en el momento que escribo parece que voy saliendo. Pero las cosas se detienen en el tiempo, y todo parece estar en suspenso. De hecho todavía no ha sacado la ropa de abrigo y tengo el cajón de los chalecos lleno de coloridos bañadores.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Las cigüeñas de Ballavista siguen ahí

El invierno pasado ya escribí de ellas aquí. Y aun con la lluvia y el frío que ha empezado, siguen ahí, en las almenas de los cuarteles cerrados de Bellavista. Majestuosas, desafiantes. Las cigüeñas de Bellavista no se mueven.
En días como el que ha amanecido, plomizo y frío, con lluvia, se me viene a la mente. ¿Por qué no emigran, por qué no se van, ellas que pueden? No son galgos abandonados con peor suerte que mi Lola. Pobres. El frío, la lluvia, el hambre y el desconsuelo se irán apoderando de ellos.
Pero mis cigüeñas lo tiene claro. Rompen moldes, desafían, saben lo que quieren y no les importa arriesgarse. Perseveran hasta conseguirlo. Y ahí siguen. Hasta que la pala cavadora derribe su hogar permanente.
En días como los que ha amanecido, plomizo y frío, con lluvia, me gustaría ser más salvaje, como las cigüeñas de Bellavista, y menos humano, menos igual que los galgos abandonados, huidizos, desconcertados, con menos suerte que mi Lola.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Septiembre

Los primeros días de Septiembre ya se sabe: exámenes de recuperación. Y evaluaciones… y obra. La obra, aun sin grandes contratiempos, que ya es de agradecer, se fue retrasando, porque había que ir dejando secar la ampliación del techo para poner el suelo, dejar secar el suelo para echar la lechada, dejar secar la lechada para echar la perlita, dejar secar la perlita para pintar; dejar secar el suelo, el techo, la perlita y la pintura para medir las puertas correderas de aluminio… José Antonio, el encargado me decía “es que son muchas cosas”. Y tenía razón. Pero eran justamente las mismas que cuando contratamos la obra en Julio, y entonces iban a ser dos semanas… en fin.
El segundo fin de semana de Septiembre fui al concierto de Joaquín Sabina en Sevilla. Fui, gracias a Lucía, acompañado de gente más joven que yo. Estuvo muy bien. Cantó todos los temas que se esperaban, se disculpó de manera elegante y magistral, y no está tan quemado como yo hubiera imaginado. Lo pasé genial. Un oasis.
Y justo el día de inicio de las clases terminó oficialmente la obra.
Habíamos comenzado en Agosto con la idea de que terminara antes de empezar el curso y limpiar todo antes, que sería más cómodo. Pero no puedo ser. La casa estaba francamente desordenada y nosotros ya estábamos trabajando y los niños en el cole. Así que la limpieza y el orden se fueron haciendo poco a poco.
Además, después de la obra vinieron los retoques. Montar seis muebles de Ikea y atornillarlos a la pared no fue nada con preparar el suelo de la terraza para la recepción del césped artificial. Me puse a mover, enrasar y nivelar cada loseta de los 40 metros cuadrado de la terraza, para que no hubiera juntas con chinos y poder tender mejor el césped artificial. Aclaro que las losetas son de 30 x 60 y unos ocho centímetros de grosor, para que os hagáis una idea del peso y de lo que supone nivelarlas. El resultado, además de una terraza impecable, con césped artificial, es un pinzamiento en la espalda que a día de hoy todavía me mantiene dormido el empeine del pie derecho.
Pero mereció la pena. La terraza ha quedado genial. La idea de cerrar el paso, del que yo tenía mis dudas, da ahora la sensación de mayor amplitud a toda la terraza. Mis hijos llegan del cole y directamente quieren subir a jugar a la terraza, y con razón, porque se está genial.
De hecho, me está permitiendo afrontar dos "new year resolution" de principios de año: me permite tocar el saxofón a todo pulmón, y hago mi tabla de ejercicios con Billy Blanks al aire libre tres veces por semana. Estoy que me salgo. Lastima que durante ese tiempo tuve dos horarios en el Centro y al final el definitivo ha resultado ser el más incomodo.

Agosto

La primera quincena de agosto la pasamos en Chipiona, en casa de mis suegros. Este año se ha planteado la ocasión y hemos podido salir casi todas las noches de tapeo por ahí. Mi suegra casi no cenaba, y nos daba a nosotros la excusa para dejar a los niños acostados y salir de tapeo por ahí. La oferta de Chipiona es amplia y variada. En este punto el verano en Chipiona estuvo muy bien.
En Chipiona mis hijos disfrutan igual de la playa, aquí con el aliciente de que después hay piscina. Y con las campanas del Santuario de Regla. Mis perros no disfrutan tanto.
A la tercera semana marchamos otra vez a La Antilla. Teníamos varias cosillas pendientes que hacer allí y las hicimos. Entre ellas, "asistir" desde la terraza de mi casa al concierto que Paco de Lucía dio en el Club Vera de Mar. Y además celebramos el cumpleaños de Ángel.
Y la cuarta y última, en Sevilla, que comenzó la tan cacareada obra de la terraza de casa. Se trataba de ensolar un trocito más de la terraza y cerrar a los dos lados del techo de hormigón, para sacar una pequeña habitación, un poco más amplia de la que había. Para eso había que retirar todas las macetas y todos los mubles que teníamos en el pequeño cuartillo antiguo; almacenar la arena, el cemento, los ladrillos, las losetas que habíamos encargado; y comenzar con tapar la pared medianera, agujerear la pared marcando los puntos de luz y las tomas de agua… Total, a principios de septiembre la terraza de mi casa parecía Beirut. Creo que de eso si que escribí en twitter.
“El horror, el horror…”

Julio

Nos fuimos de vacaciones a mediados del mes de Julio. Antes preparamos un poco las cosas que nos iban a hacer falta para la obra que se iniciaría en Agosto; hicimos algunas compras pendientes y cosas por el estilo. Eva se estuvo pensando si aceptar el cargo de Jefa de Estudios de Bachillerato, y al final aceptó.
Estaba además la espera del nacimiento de mis sobrinas, que al fin se produjo, en un día y una noche larguísima. A mi hermana la tuvieron de parto casi 24 horas. Pero bueno, fue bien, y po ahí estan las dos crispando los nervios de sus padres.
Vi cada partido de España en el mundial. Todos solo en mi casa. Me entristeció no quedar con nadie para compartir la emoción, pero no se acordaron o no pudieron.
Después, nos fuimos a la playa. Estuvimos hasta fin de mes en La Antilla, con muy buen tiempo, buena compañía y mucha tranquilidad. Mis niños disfrutan mucho en la playa de La Antilla. Mis perros también.
A mediados de mes (de tapadillo, como siempre) se aprobó el nuevo reglamento de organización de los centros. Sin entrar en su contenido, su redacción es tan farragosa y ambigua que sorprende que alguien haya empeñado cerca de cuatro años en su redacción.
En agosto se aprobó una orden que aclara (es un decir) y aplica el reglamento. Pero su contenido no va más allá de apretar un poco más las tuercas al profesorado, y cargarlo con más tarea documental. Los que no pertenezcáis al mundo educativo, pero estéis afectados por el (teniendo hijos en edad escolar, por ejemplo) no os hagáis ilusiones: en los últimos años he conocido muchas reformas de leyes en pos de la calidad de la educación, pero muy pocas ponían en la practica algo que fuera realmente encaminado a mejoras la calidad de la educación.
Y en esas cambiamos de mes y de playa.  

Desde junio han pasado varias cosas.

Decía Lord Leverhulme (un prohombre de negocios británico de finales del siglo XIX) algo así como que la mitad de la publicidad que hacía no servía para nada, pero que no sabía exactamente cual era esa mitad. Y casi eso mismo se podría aplicar en realidad a escribir en un blog en Internet, o a la existencia en general.
La versión actualizada de la frase de Leverhulme, aplicada a escribir en un blog me la dio hace un tiempo mi muy respetado Miguel Cisneros, que anda de erasmus por tierras nórdicas y del que poco se ahora, salvo que se conceta intermitentemente a hotmail. Miguel me decía: “Nunca se sabe quien puede estar leyendo”.
Aplicado a la vida, pues… eso: se hacen un motón de cosas, unas valen más que otras, pero mejor hacerlas todas, porque no sabes por cuales te vendrán las buenas vibraciones, por donde saltará la liebre, donde estará la alegría.
En fin, que después de varios meses de estancamiento mental, aquí estoy para seguir. Y que lea esto quien lo lea. Aunque no lo haga nadie. Si bien voy a hacer lo posible porque esto lo lea alguien, nunca se sabe. Enviaré invitaciones a muchos de mis contactos, pero… en fin también es posible que alguien llegue aquí por casualidad.
En ambos casos espero que guste.
Donde sí he estado más activo es en twitter. Lo que aparece ahí al lado, debajo de la frase de John Lennon, son mis twitt. Gracias a eso he podido ir describiendo un “día a día” más o menos.
Mi twitter es peroringo, que es en realidad mi alias más extendido por la red.
Por cierto, que la frase de Lennon en cuestión es de las que se mas se suele citar del compositor, y casi siempre mal. Pertenece a la canción Beautiful Boy escrita para su hijo Sean. En youtube se puede escuchar y ver subtitulada. Es muy recomendable en general, y en particular a los que tengáis hijos creciendo. Se descubre el aspecto amable y más olvidado de John Lennon, y se nuevamente se entristece uno (al menos yo) de su prematura y absurda desaparición.
Aquí dejaré la primera entrada de las memorias de verano. Sirvan de presentación a lo que viene.