Mi existencia reflejada en los espejos cóncavos del Callejón del Gato

lunes, 15 de noviembre de 2010

Agosto

La primera quincena de agosto la pasamos en Chipiona, en casa de mis suegros. Este año se ha planteado la ocasión y hemos podido salir casi todas las noches de tapeo por ahí. Mi suegra casi no cenaba, y nos daba a nosotros la excusa para dejar a los niños acostados y salir de tapeo por ahí. La oferta de Chipiona es amplia y variada. En este punto el verano en Chipiona estuvo muy bien.
En Chipiona mis hijos disfrutan igual de la playa, aquí con el aliciente de que después hay piscina. Y con las campanas del Santuario de Regla. Mis perros no disfrutan tanto.
A la tercera semana marchamos otra vez a La Antilla. Teníamos varias cosillas pendientes que hacer allí y las hicimos. Entre ellas, "asistir" desde la terraza de mi casa al concierto que Paco de Lucía dio en el Club Vera de Mar. Y además celebramos el cumpleaños de Ángel.
Y la cuarta y última, en Sevilla, que comenzó la tan cacareada obra de la terraza de casa. Se trataba de ensolar un trocito más de la terraza y cerrar a los dos lados del techo de hormigón, para sacar una pequeña habitación, un poco más amplia de la que había. Para eso había que retirar todas las macetas y todos los mubles que teníamos en el pequeño cuartillo antiguo; almacenar la arena, el cemento, los ladrillos, las losetas que habíamos encargado; y comenzar con tapar la pared medianera, agujerear la pared marcando los puntos de luz y las tomas de agua… Total, a principios de septiembre la terraza de mi casa parecía Beirut. Creo que de eso si que escribí en twitter.
“El horror, el horror…”

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