Mi existencia reflejada en los espejos cóncavos del Callejón del Gato

jueves, 29 de octubre de 2009

Diario apócrifo

Hacía mucho tiempo que no escribía aquí. He estado escribiendo cosillas y las he puesto por ahí; he abierto otros blogs; he confeccionado algunos apuntes e informes; alguna página Web. He hecho algunas cosas.


Pero la despedida de mi madre está ahí, y es un aguijonazo difícil de quitar.

Sin embargo, hay que seguir. Hay que seguir, porque nadie se para demasiado, nada espera. Este es mi primer blog. Estaba llamado a ser el más personal y más completo. Estaba llamado a ser un diario de un montaje; un expositor de las evoluciones de un grupo de teatro; un reflejo de la perplejidad de un amante del cine, del teatro, de la música; un observatorio del pasmo de un profesor perdido en el mal mar de la educación secundaria; un pliego de observaciones de un padre novato y de sus hijos creciendo. Así que… creo que debo seguir. Y debo seguir aquí. Es mi primer blog.

Es probable que seguir, que escribir, sea una especie de terapia. Terapia por el desarrollo de mis propios acontecimientos, y terapia por la ausencia de mi madre. Pensar que sea otra cosa es ¿ficción?… a fin de cuentas, no se si alguien leerá esto alguna vez…

En realidad, escribir es, eso dice Frank McCourt, abrirse las venas y desangrarse lentamente. Grabar con la sangre. Echo mucho de menos a mi madre, y no creo que eso se pase. Dice el padre de Mabel que eso es como una mochila que te cuelgas para siempre, y que unos días notas el peso más que otros. Pero es posible que una de las maneras de escapar de cierta tendencia a la melancolía sea escribir.

Puedo hacer otras cosas también para escapar de la melancolía, y que también sean legales o no atenten contra la decencia o el buen gusto (se descartan, pues, los bailes de salón o el aerobic). Pero escribir es más íntimo. Necesita de una reflexión. En mi caso, la reflexión será necesariamente humorística. No por nada, sino porque el pasmo que me producen la mayor parte de las cosas mejor se pasa con cierto humor.

Así pues me propongo que este blog retome su idea primera. Y lo voy a hacer mediante la “idea primera” por la que surgieron los blogs: un diario, un cuaderno de bitácora. Me decido a reflejar mis vivencias en los espejos del callejón del gato. No es que mis vivencias sean muy interesantes, pero son mías. Y además no creo que sea necesario distorsionarlas demasiado para que resulten descacharrantes.
Y, por otro lado, servirá de memoria del crecimiento de mis hijos.

Espero que le interese a alguien. O que a alguien que se lo encuentre le divierta.
Si no, que por lo menos sirva a mis propósitos.

Para los otros propósitos, ya pondré aquí algún que otro blog que tengo por ahí…
Gracias por leerme.