Mi existencia reflejada en los espejos cóncavos del Callejón del Gato

miércoles, 26 de mayo de 2010

Hoy miércoles

¿:??.- La luz del cuarto de baño me despierta. Pienso que es Eva que acaba de entrar para ducharse y me dispongo a tratar de reconciliar el sueño un rato más.

6:36.- Antes de reconciliar el sueño miro el despertador y resulta que no, que la luz era que Eva ya había acabado de ducharse, y abría ya la puerta para irme despertando. Estaba tan dormido que no la he oído levantarse.

6:40.- Tenía planeado hacer mi sesión de abdominales pero estoy tan cansado que difícilmente me siento capaz.

6:43.- Tengo dolor de cabeza y la nariz embotada. Algo me molesta dentro. Recuerdo que ayer tarde fumigué contra pulgones en la terraza, y, con mi habitual habilidad, me salpique la cara con el producto, lo cual resulta ser muy peligroso y presentar un montón de efectos secundarios. Igual es de eso.

6:45.- Sumerjo la cara en agua fría contenida en el lavabo del cuarto de baño.

6:46.- Vuelvo a sumergir la cara en agua fría contenida en el lavabo del cuarto de baño.

6:47.- Repito por tercera vez la operación. Me siento mejor, más despejado, con la nariz un poco menos tapada y la cabeza me duelo menos.

6:48.- Mi miro al espejo. El aspecto es lamentable. He dormido poco.

6:49.- Barajo la posibilidad entre afeitarme o de hacer la tabla de abdominales. Me dejé barba por toda la cara para completar el uniforme de caballero Jedi el viernes pasado. Desde entonces no me he afeitado, de tal manera que mi barba presenta tres estratos: la perilla habitual, bastante larga; la barba que me dejé para el uniforme, medio larga; el resto de la cara, barba de varios días.

6:58.- De tanto pensar se me hace tarde para las dos cosas, así que decido ducharme para luego ponerme a corregir, antes de despertar a los niños.

7:13.- Mientras me estoy secando, aparece Carlos en el cuarto de baño. Se va a hacer difícil corregir. Y estoy cansadísimo.

7:38.- Carlos ya ha espabilado a Ángel y se ha vestido solo. Dejo que Ángel evolucione. Después es más fácil vestirlo. Corrijo un poco.

8:00.- Contrariamente a lo habitual, Ángel pone hoy las cosas un poco difíciles para levantarse.

8:15.- Ya estamos los tres vestidos, no sin esfuerzo. Nos disponemos a desayunar. Como hay tiempo, los niños piden cereales (cuadrados de chocolate) y yo, magnánimo, se los sirvo.

8:17.- Recojo la leche que ha derramado Carlos, sirviéndose los cereales.

8:18.- Recojo los cereales que ha vertido Ángel. Afortunadamente no había leche todavía.

8:20.- Por fin me siento con mi tazón de cereales. Desayunamos los tres en la mesa. Me dejo ir. Hay tiempo.

8:37.- Ángel todavía no ha terminado. Al final, se me hace tarde.

8:45.- Salimos de casa precipitadamente, como siempre. Ringo nos despide en la puerta con sus mejores ojos de perrito de Walt Disney.

8:53.- Llegamos a la guardería de Ángel. Subimos al ascensor. Compruebo en el espejo que a pesar de la ducha, el desayuno y el café doble, mi aspecto continúa igual de lamentable. Estoy asocial.

9:03.- Llegamos tarde al cole de Carlos. Carlos entra en clase y yo me dispongo a echar su matrícula para el próximo curso.

9:05.- Hay una cola del demonio en la secretaría del colegio. Todos con el sobre marrón claro.

9:17. La administración del instituto es muy eficiente. La cola va rápido. Cuando al fin termino, una madre de alumno me comenta lo pesado que es esto, todos los años igual, rellenar los papeles, la cola. Al punto, otra asevera que desde luego, que hay que ver rellenar tantos papeles. Trato de demostrar un poco de urgencia sin resultar excesivamente brusco. Sólo sonrío, pero comprendo que esperan algún comentario, comprendo que la ausencia del mismo es la base de mi falta de relaciones sociales. Persevero, pero aun así…, y con mi mejor sonrisa “en realidad los papeles los ha rellenado mi mujer. Yo guardo la cola, así que dividimos el trabajo”. Trato de ser ingenioso.

9:22.- Sorprendentemente, mi participación es recibida con muestras de entusiasmo. He triunfado. Así que ya me lanzo: “y la semana que viene, el otro” apunto. Ah que tu también tienes otro. Oye pues este año se ha abierto otro grupo. Yo, ya lanzado, continúo una cháchara sobre el funcionamiento del centro educativo de nuestros hijos, comparándolo con el de hijos de conocidos y vecinos.

9:27.- Cuando la última madre ha terminado, todas demuestran mucha prisa de forma más evidente que yo y marchan juntas apresuradamente. Ea, pues nada, hasta luego. Quedo perplejo.

9:36.- Llego a casa. Mari Carmen ya está allí, ha limpiado el despacho. Como todavía no ha abierto la ferretería decido aprovechar el tiempo y sigo corrigiendo

10:18.- Termino de corregir 1ºC. La ferretería ya habrá abierto, así que me dispongo para la expedición. Llevaré conmigo a los perros.

10:24.- Ringo evacua por segunda vez en el día.

10:35.- Ferretería. Compro un bote de silicona de exterior y unos rodamientos para las ventanas correderas que unos hijos de puta disfrazados de instaladores de ventanas perpetraron en mi casa hace cuatro años.

10:40.- De vuelta a casa, bajo al garaje, suelto a los perros, abro el coche, extraigo un bote de aceite sintético para motores de 2 tiempos, comprado hace3 unos días, y me dispongo a rellenar el depósito de aceite de la moto.

10:44.- Vierto lentamente el aceite, con cuidado que no se derrame ni rebose.

10:47.- Compruebo el nivel del depósito. Vierto lentamente el aceite, con cuidado que no se derrame ni rebose.

10:50.- Compruebo el nivel del depósito. Vierto lentamente el aceite, con cuidado que no se derrame ni rebose.

10:53.- Compruebo el nivel del depósito. Vierto lentamente el aceite, con cuidado que no se derrame ni rebose.

10:56.- Compruebo el nivel del depósito. Como queda muy poco aceite en el bote y el depósito no parece estar a punto de llenarse, vuelco el resto en el embudo. El aceite rebosa, se desborda y mancha el pequeño maletero de la moto en donde suelo guardar el casco.

11:00.- Termino de limpiar lo mejor posible el aceite.

11:20.- Compruebo, después de desmontar una ventana, que los ruedines no encajan.

11:33.- De vuelta de la ferretería con otros ruedines. Los compruebo y encajan.

11:37.- al colocar la ventana compruebo que los ruedines que encajan son ligeramente más altos que los anteriores, y que no encaja el cierre de la ventana.

11:40.- Corrijo el cierre de la ventana.

11:45.- En moto al instituto. El olor a aceite en el casco me obnubila el pensamiento, olvido que me espera una guardia y un grupo desagradable.

11:55.- Me paso de largo la salida del instituto. Me apetece un batido enorme con nata por encima.

12:30.- Me asalta la culpabilidad. No por saltarme la clase, sino por el batido que acabo de endiñarme. No hago abdominales, ni ejercicio, y encima me endoso esta cantidad tremenda de calorías.

12:33.- Decido volver a casa. Me espera preparar una comida ligera, porque por la tarde me pienso endiñar un donuts con los niños



18:30.- Efectivamente me he tomado el donuts. Engordo. ¿Saldré a correr esta tarde?



Que corra otro.
(Con toda humildad, a Eduardo Mendoza)

lunes, 24 de mayo de 2010

Evacuación

El miércoles pasado tuvo lugar, finalmente, el simulacro. Justo ese día yo entro después del recreo; me lo perdí.
De todas maneras, como Manolo Hidalgo, el secretario, llevaba toda la semana pasada y el principio de esta revisando el funcionamiento correcto de todos los dispositivos, si que estuve en falsas alarmas de la falsa alarma.
El lunes cuando estaba de guardia saltó en dos ocasiones. Si cuando salta la alarma eres profesor de guardia, tienes que ir a secretaria, donde se reúne el gabinete de crisis. Allí corrimos todos, pero nada. El director tuvo que salir corriendo a las clases para detener los primeros alumnos que empezaron a evacuar (Esta palabra…)
En fin, que el miércoles me lo perdí. Cuentan las crónicas que los alumnos del módulo de comercio, en la tercera planta, tardaron casi un cuarto de hora en comenzar a evacuar (lo siento, pienso en el estreñimiento, no puedo evitarlo). Si en realidad hubiera un incendio, o cualquier otra situación de emergencia, en un cuarto de hora ya se pueden dar por perdidos.
Las crónicas paralelas cuenta que a una alumna, del módulo de comercio precisamente, le sorprendió la evacuación evacuando. Estaba tan concentrada en lo suyo que ni siquiera escuchó las alarmas y el ajetreo. Cuando salio del baño el instituto estaba desierto (voy a no decir evacuado, que ya…) No se encontró con nadie en los pasillos, ni había nadie en clase. Se imaginó de pronto en una película de Hitchcock, salvo que no sabía quien era. Su salida apresurada del centro cuando todo el mundo estaba ya fuera ha bajado el nivel de eficacia del ejercicio. En fin, que como te pille el incendio en los baños, te quemas fijo.
La conclusión que saco de todo esto es que lo mejor es que el próximo incendio caiga justo el día en que yo entre después del recreo.

jueves, 13 de mayo de 2010

Jueves de pastoreo

Hoy, entre que a primera hora he puesto un examen, a segunda hemos tenido explicación del plan de evacuación, y a tercera el grupo que tenía se había marchado al Museo Arqueológico, llevo una mañana de los más relajada.
El plan de evacuación no se trata de nada coprológico, aunque el profesor encargado debería haber buscado otro verbo para explicar las actuaciones en caso de incidente grave en el Centro. Frases tales como “si el profesor está evacuando” o “si el grupo ya ha terminado de evacuar”, creo que son poco afortunadas. Al menos yo no puedo evitar imaginarme a gente estreñida cagando, o cosas por el estilo. Y conozco a más de uno que tampoco podría. Pero eso no quiere decir nada...
En cuanto a la tercera hora, el hecho de que el grupo se haya marchado al Museo no quiere decir que me quede solo: vienen los que están castigados a no ir. Es decir, los malos alumnos de la clase. He estado una hora navegando por las páginas de juegos más visitados de internet, y he descubierto que el video más visto en youtube es el de un niño, creo que mejicano, cayéndose a una especie de charco, “ayudado” por otro. Con la cantidad de cosas que hay colgadas en youtube (y no me refiero solo a cosas culturales), el video más visto es este.

Y luego mis alumnos me preguntan por qué soy tan raro que no me gusta la playa cuando hay gente. Para la gente que hay…

lunes, 10 de mayo de 2010

Cumpleaños (y II)

Por ejemplo:
Independientemente de lo criticable que pueda ser mi estilo cuando me disparo, sé que si tengo cuidadito escribo de manera aseada, y a veces hasta con personalidad. He escrito algún relato, alguna obra de teatro… estudios, trabajos, trabajos de investigación… podría escribir, y me apetece, pero… enseguida pienso que no voy a ser lo suficientemente bueno, no voy a saber qué hacer con lo que escriba, y me rindo antes de empezar.
Yo siempre he disfrutado viendo cine. Es en realidad una parte fundamental de mi educación sentimental, musical, literaria… pero llegado a un punto en mi vida lo veía también con la idea de aprender para luego plasmarlo. Aprender la técnica, la historia… me encanta contar historias, combinar los recursos cinematográficos… y sé de historia y técnica del cine más de lo que yo mismo me creo, y lo compruebo cada vez que leo las llamadas publicaciones especializadas (revistas, blogs, prensa) Ahora que sé que no voy a hacer nada en el mundo cinematográfico profesional… podría escribir sobre cine… hay gente que vive de eso ¿por qué no yo? En lugar de cargarme de hastío soportando la desidia y la mala educación de mis alumnos, podría escribir sobre cine… pero ojeo la inacabable cantidad de blogs sobre cine que hay en la web y me echo para atrás, me asalta la pereza justificativa… ¿merece la pena haber aprendido tanto de cine, si no voy a plasmar mis conocimientos en nada?; ¿merece la pena intentar plasmar esos conocimientos si no se qué hacer en realidad?
¿merece la pena escribir si no lo lee nadie?
En fin, voy a hacer una lista de cosas pendientes para esta tarde, o para esta semana, a ver si así ocupo mis cuitas, y de paso, saco la ropa de verano.

Cumpleaños (¿I?)

Yo examino constantemente mi vida, mi entorno y el sentido metafísico de todo. Constantemente. Todo el día comiéndose el tarro. Pero cuando se acerca mi aniversario, involuntariamente, lo hago mucho más. Tiendo a hacer inventario. Y tiendo a deprimirme con el resultado. No sé si justificadamente o no.
A lo mejor tiendo a pedir demasiado a las cosas, o me impongo “obligaciones” que en realidad no lo deberían ser o no me llevan a ningún lado. Cuando no las hago, siento que pierdo la tarde, pero a veces pierdo las tardes sin hacer nada, y no se me ocurre afrontar ninguna de esas autoobligaciones. Total, ¿para qué?... Pero luego me digo que he perdido la tarde sin hacer nada.
Y hay cosas que podría intentar hacer para cambiar un poco la orientación profesional de mi vida, intentar cosas. Inmediatamente después pienso que no lo voy a conseguir y que de nada servirán los esfuerzos que haga.
Y la sensación que tengo desde hace tiempo es que llevo toda la vida estudiando, preparándome, y que no llego, que no he llegado a ninguna parte, no soy “experto” en nada, aun siendo consciente de que sé cosas. Sigo teniendo una especie de espíritu de aprendiz, que me paraliza ante el desafío de decir “aquí estoy yo, y soy muy bueno en esto, porque lo sé, sé que lo sé, y lo he estudiando”, sino que enseguida me pongo a la defensiva, y pienso que tengo que escuchar, y que el de más allá sabe más que yo, vale más que yo…

miércoles, 5 de mayo de 2010

El mucho amor

Cantad, cantad con nostalgia
en la verde llanaura
la mucha amistad es fingida,
el mucho amor, mera locura.

Como gustéis. Acto II.  Escena VII

La costumbre, la voluntad o como se quiera decir.

La costumbre, ese monstruo que destruye las inclinaciones y afectos del alma, a pesar de ser un demonio en materia de hábitos, tal vez es un ángel cuando sabe dar a las buenas acciones una cierta facilidad con que insensiblemente las hace parecer innatas. Conteneos por esta noche: este esfuerzo os hará más fácil la abstinencia próxima, y la que siga después la hallaréis más fácil todavía. La costumbre es capaz de borrar la impresión misma de la naturaleza, reprimir las malas inclinaciones y alejarlas de nosotros con maravilloso poder.




Hamlet. Acto II. Escena XXVIII

lunes, 3 de mayo de 2010

Feria, desorden, mi cabeza y más…

Ya ha pasado la una semana desde la Feria de Abril. Y aunque iba a escribir una entrada durante esa semana (la tenía más o menos enjaretada en mi cabeza) ha habido tanto “movimiento” que se ha pospuesto hasta hoy. Se que cuando escribo no resulta la mitad de divertido de lo ha sido, pero escribo igualmente. Aunque sé que como no haga entradas más simpáticas no me va a leer ni el tato.
Feria
La Feria fue bastante bien. Fuimos todos a comer todos los días menos el sábado; y el jueves pudimos dejar a los niños con mi suegra y pudimos movernos y saludar a mucha más gente.
El viernes cedimos y terminamos llevando por primera vez a los niños a la calle del infierno, y lo cierto es que no estoy muy seguro que lo disfrutaran tan a fondo como la gente me decía que lo harían. Quizá es que son aun pequeños. En realidad, por esa razón no los quería llevar. A pesar de que disfrutaron con determinadas atracciones, creo que en el fondo lo que más les llamó la atención fue descubrir que desde la terraza de casa se podía ver la noria, que ellos habían visto desde cerca, reluciendo a lo lejos iluminada bajo la luna.
Desde que la descubrieron la misma tarde noche del viernes, todos los días han querido subir a ver la noria. Y aun cuando se ha dejado de ver porque de hecho ya no está, ellos la han seguido buscando y “viendo” cada noche. Han tenido que pasar varios días para que Carlos al final aceptara que la Feria se había terminado y ya no vuelve hasta el año que viene. Poco a poco va siendo consciente del paso del tiempo, de que las estaciones se suceden y que con ellas llegan determinados ritos y momentos propios de cada uno. Uno de ellos es que cerca de Feria toca su propio cumpleaños, que ya ha sido. Y celebrado a lo largo de varios días, por la presencia estirada de abuelos y titos.
No se si será por esta idea, o porque la Feria se ha acabado, o por el desorden que me apabulla, por la proximidad de mi propio cumpleaños, pero mis pensamientos, mis ideas han estado estos días muy dispersas y tristonas a veces.
Desorden
El calor ha llegado de manera radical para quedarse. Hay que cambiar los armarios. Y yo de momento no he encontrado tiempo y me mantengo sacando las camisetas de manga corta por una rendija de los baúles de plástico en donde las tengo metidas.
Como estaba previsto (el antiguo ya no aguantaba más), nos hemos comprado un ordenador. Un hp i5, 4 gb de ram, 1 tb de hd… con windows 7. Lo cierto es que tardamos un poco más de la cuenta en ponerlo en marcha, pero quería tener tiempo por delante (un día o al menos una tarde) para solucionar los imprevistos que sin duda se presentaría (y de hecho se presentaron), y acomodarse al nuevo sistema operativo.
Así que hasta el martes de después de Feria, nada. Eso ha implicado copias de seguridad, desmontaje y montaje del ordenador antiguo, retocar la impresora, que me bañó de tinta el martes por la tarde… un poco de desconexión de correos y entradas en Internet. Pero ya estamos asimilados. Creo.
Mientras, tenía pendiente corregir una pila de exámenes que tenían que haber estado corregidos y puestos en Pasen antes de Feria. Los alumnos clamando por sus resultados, los resultados clamando al cielo.
El desorden de esta semana se acrecentó el lunes, que Eva no tenía coche, con lo que tocaba reorganizar el reparto de niños, salir antes y usar la bici para llevar a Ángel. Eso hizo que me despidiera el lunes de la tabla de abdominales, que había quedado aparcada en Feria, y que a estas alturas todavía no ha vuelto… no sé si en esta semana…
Mi cabeza
Y todas estas cosas se cruzan por mi cabeza con mis pensamientos, mis deseos, mis cosas sin hacer. Sé que escritas no resultan la mitad de divertidas que si las contara verbalmente, y entonces echo de menos a mi madre, a la que le contaría todo esto y que se reiría con mis hijos, y se asombraría viendo como evolucionan; y que le parecería genial el ordenador que hemos comprado aunque se preocuparía desmesuradamente por lo de la impresora, y por que tuviéramos que instalar otra vez todos los programas, sin entender en realidad toda la complicación; y no digamos las sillas de la terraza o el césped artificial, o la "barbaridad" de años que voy a cumplir...
Pero es sobre todos por mis hijos, y mi relación con ellos, y la relación que ella tendría con ellos, y la pena que me supone que ellos no la tengan, no la conozcan...
Y más
Pero hay más cosas en mi cabeza, que me "distraen" las direcciones: de mis new years van quedando pocas cosas. Ya había comprado dvds. Pos ahora también hay cds (eran nuevos de Mancini) y hasta un libro (que me comentó Jose)… mis momentos de ejercicio han bajado de frecuencia…
El sábado estuvo en casa Cristina, una antigua alumna de Cantely. Eso te da mucha alegría, pero te proporciona cierto vértigo. Ya han pasado once años desde que le di clase, y diez desde que hicimos con otros alumnos un comentado programa en la radio local. Ella está ahora en Madrid…
Por cierto, esto me recuerda que no nos dieron a ninguno traslado en el concurso.
En fin…
Que como no haga entradas más breves o más entretenidas no me lee ni el tato.
Gracias.