Mi existencia reflejada en los espejos cóncavos del Callejón del Gato

lunes, 24 de mayo de 2010

Evacuación

El miércoles pasado tuvo lugar, finalmente, el simulacro. Justo ese día yo entro después del recreo; me lo perdí.
De todas maneras, como Manolo Hidalgo, el secretario, llevaba toda la semana pasada y el principio de esta revisando el funcionamiento correcto de todos los dispositivos, si que estuve en falsas alarmas de la falsa alarma.
El lunes cuando estaba de guardia saltó en dos ocasiones. Si cuando salta la alarma eres profesor de guardia, tienes que ir a secretaria, donde se reúne el gabinete de crisis. Allí corrimos todos, pero nada. El director tuvo que salir corriendo a las clases para detener los primeros alumnos que empezaron a evacuar (Esta palabra…)
En fin, que el miércoles me lo perdí. Cuentan las crónicas que los alumnos del módulo de comercio, en la tercera planta, tardaron casi un cuarto de hora en comenzar a evacuar (lo siento, pienso en el estreñimiento, no puedo evitarlo). Si en realidad hubiera un incendio, o cualquier otra situación de emergencia, en un cuarto de hora ya se pueden dar por perdidos.
Las crónicas paralelas cuenta que a una alumna, del módulo de comercio precisamente, le sorprendió la evacuación evacuando. Estaba tan concentrada en lo suyo que ni siquiera escuchó las alarmas y el ajetreo. Cuando salio del baño el instituto estaba desierto (voy a no decir evacuado, que ya…) No se encontró con nadie en los pasillos, ni había nadie en clase. Se imaginó de pronto en una película de Hitchcock, salvo que no sabía quien era. Su salida apresurada del centro cuando todo el mundo estaba ya fuera ha bajado el nivel de eficacia del ejercicio. En fin, que como te pille el incendio en los baños, te quemas fijo.
La conclusión que saco de todo esto es que lo mejor es que el próximo incendio caiga justo el día en que yo entre después del recreo.

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