Mi existencia reflejada en los espejos cóncavos del Callejón del Gato

miércoles, 5 de mayo de 2010

La costumbre, la voluntad o como se quiera decir.

La costumbre, ese monstruo que destruye las inclinaciones y afectos del alma, a pesar de ser un demonio en materia de hábitos, tal vez es un ángel cuando sabe dar a las buenas acciones una cierta facilidad con que insensiblemente las hace parecer innatas. Conteneos por esta noche: este esfuerzo os hará más fácil la abstinencia próxima, y la que siga después la hallaréis más fácil todavía. La costumbre es capaz de borrar la impresión misma de la naturaleza, reprimir las malas inclinaciones y alejarlas de nosotros con maravilloso poder.




Hamlet. Acto II. Escena XXVIII

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