Mi existencia reflejada en los espejos cóncavos del Callejón del Gato

lunes, 15 de noviembre de 2010

Desde junio han pasado varias cosas.

Decía Lord Leverhulme (un prohombre de negocios británico de finales del siglo XIX) algo así como que la mitad de la publicidad que hacía no servía para nada, pero que no sabía exactamente cual era esa mitad. Y casi eso mismo se podría aplicar en realidad a escribir en un blog en Internet, o a la existencia en general.
La versión actualizada de la frase de Leverhulme, aplicada a escribir en un blog me la dio hace un tiempo mi muy respetado Miguel Cisneros, que anda de erasmus por tierras nórdicas y del que poco se ahora, salvo que se conceta intermitentemente a hotmail. Miguel me decía: “Nunca se sabe quien puede estar leyendo”.
Aplicado a la vida, pues… eso: se hacen un motón de cosas, unas valen más que otras, pero mejor hacerlas todas, porque no sabes por cuales te vendrán las buenas vibraciones, por donde saltará la liebre, donde estará la alegría.
En fin, que después de varios meses de estancamiento mental, aquí estoy para seguir. Y que lea esto quien lo lea. Aunque no lo haga nadie. Si bien voy a hacer lo posible porque esto lo lea alguien, nunca se sabe. Enviaré invitaciones a muchos de mis contactos, pero… en fin también es posible que alguien llegue aquí por casualidad.
En ambos casos espero que guste.
Donde sí he estado más activo es en twitter. Lo que aparece ahí al lado, debajo de la frase de John Lennon, son mis twitt. Gracias a eso he podido ir describiendo un “día a día” más o menos.
Mi twitter es peroringo, que es en realidad mi alias más extendido por la red.
Por cierto, que la frase de Lennon en cuestión es de las que se mas se suele citar del compositor, y casi siempre mal. Pertenece a la canción Beautiful Boy escrita para su hijo Sean. En youtube se puede escuchar y ver subtitulada. Es muy recomendable en general, y en particular a los que tengáis hijos creciendo. Se descubre el aspecto amable y más olvidado de John Lennon, y se nuevamente se entristece uno (al menos yo) de su prematura y absurda desaparición.
Aquí dejaré la primera entrada de las memorias de verano. Sirvan de presentación a lo que viene.

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