Mi existencia reflejada en los espejos cóncavos del Callejón del Gato

martes, 10 de diciembre de 2013

Volver a La Antilla


Volver a La Antilla para mí es volver a la esencia de las cosas.
A pesar de no haber nacido allí, ni de vivir allí la mayor parte de mi tiempo, sin ni siquiera haber vivido en la playa durante largas temporadas, La Antilla es algo así como el lugar al que pertenezco. No descubro nada si digo que el tiempo acentúa más los buenos recuerdos. Sólo que además, por alguna razón selectiva, los recuerdos que más retengo de La antilla van ligados a mi segunda infancia y primera juventud, en verano, con iguales, tiempo libre, bicis… No deben ser muy malos. Y volver a la Antilla me produce una agradable mezcla de nostalgia y alegría.
Eso hace que sea el sitio donde siempre espero encontrar cierto equilibrio, cierta paz, unido a diversión y relajo.
Este verano, como la mayoría sabe, debido al incendio en la terraza de mi casa de Sevilla, no pudimos estar todo el tiempo que queríamos y teníamos planeado; y el tiempo que estuvimos no fue relajante. No podía ser.
No fue un verano descansado, y el principio de curso no ayudo precisamente a rebajar tensiones. Hay más horas, más alumnos, más reuniones, menos tiempo para nada…
Mirando el calendario hace un mes, comprobé que este año sí que había puente de constitución-inmaculada. El año pasado no hubo (tuvimos karaokada Beatle para compensar). Y planeamos irnos para La Antilla unos pocos.
Y ha sido el puente perfecto. Ha hecho un tiempo estupendo; al sol, casi se podía estar en camisa; se ha podido pasear, charlar, beber y comer agradablemente y sin prisas…
Como objetivos principales (otra excusa para ir) tenía el que mi hijo pequeño consiguiera de una vez quitar los ruedines a la bici, y que los perros (sobre todo Ringo) pasearan y corrieran por la playa desierta. Y todo eso también lo conseguimos.
Pero además hemos disfrutado de la compañía, los niños han podido jugar y corretear al aire libre (y montar en bici, claro); nos hemos reído mucho y lo hemos pasado muy bien; no hemos puesto la tele de viernes a lunes, y ni siquiera nos hemos dado cuenta.  
Volver a La Antilla es volver a la vez a un tiempo y un espacio. El lugar donde has sido feliz. Pero es volver a la esencia para propiciar el futuro.

Que me lo he pasado muy bien, vamos. Y que me ha sentado estupendamente.

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