Volver a La
Antilla para mí es volver a la esencia de las cosas.
A pesar de no
haber nacido allí, ni de vivir allí la mayor parte de mi tiempo, sin ni siquiera
haber vivido en la playa durante largas temporadas, La Antilla es algo así como
el lugar al que pertenezco. No descubro nada si digo que el tiempo acentúa más los
buenos recuerdos. Sólo que además, por alguna razón selectiva, los recuerdos
que más retengo de La antilla van ligados a mi segunda infancia y primera
juventud, en verano, con iguales, tiempo libre, bicis… No deben ser muy malos. Y
volver a la Antilla me produce una agradable mezcla de nostalgia y alegría.
Eso hace que
sea el sitio donde siempre espero encontrar cierto equilibrio, cierta paz,
unido a diversión y relajo.
Este verano,
como la mayoría sabe, debido al incendio en la terraza de mi casa de Sevilla,
no pudimos estar todo el tiempo que queríamos y teníamos planeado; y el tiempo
que estuvimos no fue relajante. No podía ser.
No fue un
verano descansado, y el principio de curso no ayudo precisamente a rebajar
tensiones. Hay más horas, más alumnos, más reuniones, menos tiempo para nada…
Mirando el
calendario hace un mes, comprobé que este año sí que había puente de constitución-inmaculada.
El año pasado no hubo (tuvimos karaokada Beatle para compensar). Y planeamos
irnos para La Antilla unos pocos.
Y ha sido el
puente perfecto. Ha hecho un tiempo estupendo; al sol, casi se podía estar en
camisa; se ha podido pasear, charlar, beber y comer agradablemente y sin prisas…
Como objetivos
principales (otra excusa para ir) tenía el que mi hijo pequeño consiguiera de
una vez quitar los ruedines a la bici, y que los perros (sobre todo Ringo)
pasearan y corrieran por la playa desierta. Y todo eso también lo conseguimos.
Pero además hemos
disfrutado de la compañía, los niños han podido jugar y corretear al aire libre
(y montar en bici, claro); nos hemos reído mucho y lo hemos pasado muy bien; no
hemos puesto la tele de viernes a lunes, y ni siquiera nos hemos dado cuenta.
Volver a La
Antilla es volver a la vez a un tiempo y un espacio. El lugar donde has sido
feliz. Pero es volver a la esencia para propiciar el futuro.
Que me lo he
pasado muy bien, vamos. Y que me ha sentado estupendamente.
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