Mi existencia reflejada en los espejos cóncavos del Callejón del Gato

viernes, 13 de diciembre de 2013

Por darme el gustazo, más que por necesidad


Con el propósito de recuperar, de desempolvar el blog, he estado releyendo las entradas pasadas. Haciendo arqueología. Y me he dado cuenta de que tengo un montón de artículos publicados. El blog es suficientemente antiguo como para eso. Estuve especialmente activo en 2010. Algún artículo incluso tuvo comentarios, o alguno salió especialmente jugoso.
Cada cierto tiempo hay alguno del tipo “voy a escribir más veces, con entradas más cortas” como el del otro día. Soy muy recurrente, según parece.
No se si todo esto debe desanimarme o animarme, pero como estamos cerca de Navidad, y con las evaluaciones terminadas, estoy propenso al optimismo. Y decido animarme: hay un montón de cosas escritas, y habrá alguien que las hay leído, o incluso alguien que llegue por error y le llame la atención. Hay incluso referencias y fechas que ayudan a recordar cosas y momentos, y que en su día me ayudaron a reordenar pensamientos y tranquilizar el espíritu. Hay cosas de Eva, de los niños, de mis perros (de Dana casi nada), de las cigüeñas de Bellavista; cosas de educación, cosas de otras cosas, alguna broma,... Partes al menos curiosas o interesantes.
No hay nada de adiestramiento, curiosamente. En 2011 y 2012 la producción desciende. Fue esa la época del curso de adiestramiento, de los cursos de coursera (hice cuatro el año pasado) Supongo que Facebook se ha llevado su parte. Pero escribir en un blog no es lo mismo. Merece la pena mantenerlo.
William Lever, Lord Leverhulme, un inquieto y pertinaz hombre de negocios victoriano, decía algo así como “se que la mitad de mi publicidad no sirve para nada, pero no se exactamente qué mitad”. De escribir en un blog se puede decir casi lo mismo; casi de la vida en general. Como me decía una vez Miguel Cisneros “nunca se sabe quien puede estar leyendo”. Nunca se sabe a quien afectará lo que digas o hagas. 
Dan Ariely es uno de los autores de uno de los cursos de coursera que hice el año pasado. Algún día tengo que escribir en el blog sobre el. Me gustó tanto que me he comprado dos libros suyos. En uno habla sobre la motivación de escribir en un blog, y concluye que, básicamente, la posibilidad de escribir para ser leído, aunque fuera por una sola persona, es suficiente para darse el gustazo de escribir un blog.

Pues eso. Escribir para darse el gustazo, Y si alguien lo lee y le gusta, le sirve, le alegra o le conmueve, pues mejor. Con cuatrocientas palabras más o menos.

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