Mi existencia reflejada en los espejos cóncavos del Callejón del Gato

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Una semana frenética (III: Digitalizando)

Con todas las demás movidas, esta pasada semana frenética he comenzado a digitalizar vinilos. La cosa empezó el jueves por la tarde, en que mi cuñado Carlos me suministró un tocadiscos Denon espectacular, que casi no cabe en mi despacho.
En realidad llevaba pensando digitalizar mis Lps desde hace unos cuatro años. Y cada cierto tiempo buscaba ofertas de tocadiscos con salida usb para conectar al ordenador. Se me había olvidado que en realidad con una buena conexión de rca a minijack, a través de la tarjeta de sonido es suficiente. Pues esta pasada semana frenética ha sido uno de los momentos más definitivos. Preguntando a Carlos lo conseguí enredar, y en ello estoy desde el jueves.
Esa misma tarde noche empecé a rebuscar en los “viejos” discos de vinilo, a poner orden. Ha sido rebuscar en uno de los rincones más lejanos de mi alma. Hay gente que recuerda sus primeras lecturas, sus primeros juegos… Yo he descubierto que en realidad guardo buena parte de mis recuerdos unidos a mis discos: en qué circunstancias lo compré, por qué, cuándo, o quién me lo compró... He viajado a aguas profundas y he sentido de golpe el vértigo del paso del tiempo, los precios todavía pegados en alguna funda, la ilusión con que llegaba a casa con alguna nueva pesca. He vuelto a comprobar de donde vienen mis gustos musicales y que en buena medida se mantienen. Mis primeras bandas sonoras, el original de “La Pantera Rosa”. He visto a mi madre comprándome en Simago “Viaje con nosotros”. Me he acordado de Sonanta, de viajes a Madrid, a Londres. Me he recordado hurgando en ferias del disco, me he visto descubriendo maravillas ocultas antes y olvidadas ahora. La fiebre del coleccionismo… tantos discos… ¿para qué? Ahora algunos casi no los escucho. Otros es posible que no los escuche más. En fin…
Digitalizando una de las joyas, una recopilación de versiones de temas de Mancini, descubrí (Internet ahora ha convertido el romanticismo en algo más inmediato) descubrí que algunos de los discos que iba a digitalizar lo acaban de sacar (al fin) en CD. Dudé un poco, ¿lo digitalizo, lo compro? Al final me dejé llevar por la ilusión, el placer descubrimiento de antaño, y aunque no son las mismas sensaciones… me los he pedido… ¡Que coño!

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